Enrique Zamudio
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“Un tipazo irrepetible, simplemente genial”, así define a Roberto Rivera Domínguez “Flint”, el ex gobernador de Querétaro, Mariano Palacios Alcocer, quien vivió en persona una de las anécdotas más célebres de este querido personaje queretano.
El ex gobernador Mariano Palacios lo narra así:
“Iniciamos el gobierno en 1985 y un día me esperaba en Plaza de Armas y abiertamente me pidió “chamba”. Le pregunté que en qué área. Y me dijo: ‘donde sea’. Le repliqué: ¿Y qué experiencia tienes? ¿Qué sabes hacer? Y me dijo: ‘Pues nada’. Y le pregunto muy solemnemente: ¿Entonces? ‘Bueno -me dijo- si no sé hacer nada. ¡¡Dámela de Licenciado!!’ Era un tipazo irrepetible en el mundo de nuestra generación. Simplemente Genial”.
Mariano Palacios Alcocer recuerda haber tratado a Flint desde finales de los años sesenta, pues él acudía a la escuela preparatoria de la UAQ, ubicada todavía en las perreras del viejo claustro con más asiduidad que los alumnos inscritos.
“Era muy sociable y conocía a todos por su nombre”, relata Palacios Alcocer. “Cuando algunas parejas de jóvenes enamorados iban a tomar algo a La Mariposa, se sentaba en su mesa y coqueteaba con la chava hasta que le invitaban algo de tomar y con la condición que no le ‘bajara a la novia’ ya los dejara en paz”.
Una vida llena de amistad
“Siempre su energía era muy buena. Se te acercaba y no tenías el menor temor de hablar con él. Siempre me inspiró una forma de vivir llena de amistad”, señala el músico queretano Miguel Muñoz Gutiérrez, quien recuerda encontrarse a Flint en múltiples ocasiones en el Centro Histórico, muchas de ellas tuvo la oportunidad de invitarle el desayuno con “La Güera”, en la esquina de Ignacio Pérez y Madero.
Quien también lo recuerda con cariño es Don Guillermo Muñoz Gutiérrez, colaborador de esta Casa Editorial, quien relata que durante doce años el querido Flint lo iba a saludar todos los días a su oficina, ubicada en Madero y Ocampo.
Descansa en paz, Flint.