Que Luis Enrique es un sensacional entrenador lo saba cualquiera que quisiera saberlo, no le haca falta una Champions (otra), ni ganar sin Mbapp, ni moldear a Dou ni convertir al Inter de Miln en el Inter de Moratalaz. No le haca falta nada de eso pero la avalancha de pruebas ha provocado un triste efecto donette: le han salido amigos por todas partes. Ha dado vergenza ajena. No tanta como la utilizacin forzada y amarillista en cada noticia, columna o tuit del nombre de su hija fallecida para ver si as se araaban as unos clics, pero casi.
Luis Enrique es un tcnico sensacional y un borde con los periodistas. No confa en la mayora, considera que sentamos ctedra sabiendo la dcima parte de ftbol que l (esto es cierto tanto en la crtica como en el elogio) y nunca lo ha ocultado. A m me hace mucha gracia y me parece refrescante en un mundillo con tanto trepa que, a cambio de que hablen bien de l en las tertulias, vive peloteando a las grandes firmas mientras desprecia al redactor que va a cubrir sus entrenamientos. Sin embargo, a muchos compaeros el gijons les parece un maleducado que no respeta su trabajo y es desagradable de manera gratuita. No es tampoco una visin descabellada.
Hasta aqu todo sera normal. Lo que no fue ni medio razonable fue la cacera a la que muchos del segundo grupo sometieron a Luis Enrique cuando fue seleccionador. Fue orquestado, fue venganza, fue odio con micrfono y teclado. Cualquiera que analice sin rencor la Espaa que cogi y la que dej, sabe que su trabajo fue el origen del esplendor actual, que el final contra Marruecos fue feo… y accidental. Las cuentas que se le pasaron cuando Luis de la Fuente, este s entrevistado amable, levant la Eurocopa o el Dortmund elimin al PSG el ao pasado no tuvieron nada que ver con el ftbol porque el ftbol no las respaldaba. Era personal. Siempre lo ha sido con l.
Por eso resulta triste ver tanto converso ahora. Lo que no les gustaba de Luis Enrique y era legtimo no ha cambiado, pero ya no se habla de ello. Dirn que es objetividad, que son adalides de la verdad, que han visto la luz, pero no les crean. En cuanto pierda, y perder porque hasta los mejores entrenadores acaban cayendo, le estarn esperando con piedras y antorchas. Es el nuevo ciclo de la vida de cierto periodismo deportivo. Periodismo… o lo que sea.