Cuando la orden es precisa, la inteligencia del Ejército Mexicano y sus Fuerzas Especiales es quirúrgica. Muy lejos de las sesudas interpretaciones políticas, los militares dieron muestra de su amplia efectividad en la detención de Ovidio Guzmán López, uno de los 3 hijos de “El Chapo”.

Los políticos estaban cómodamente instalados en el pódium y festejaban los 200 años del Heroico Colegio Militar. Ahí, a media ceremonia le informaron al presidente Andrés Manuel López Obrador que la orden estaba cumplida: tenían a “El Ratón”.

El mismo presidente había ordenado liberarlo el 19 de octubre de 2019 y esos mismos soldados de élite lo habían detenido en una casa de seguridad del fraccionamiento “Tres Ríos” en Culiacán.

Nacido el 29 de marzo de 1990, Ovidio dejó la escuela al quinto año, luego de que su padre se fugó de la cárcel en 2001 escondido en un carro de lavandería.

El gobierno estadounidense ya lo buscaba desde los 17 años, cuando la DEA lo enlistó como introductor de droga a USA.

Había identificado que operaba -junto con sus hermanos Iván y Jesús Alfredo- 11 laboratorios de fentanilo. Hoy, una de las drogas más letales del planeta.

En Sinaloa Ovidio operaba a sus anchas. Lideraba decenas de dispensadores de mariguana que tenía impreso “un ratón” donde se surtía a narcomenudistas.

Seis meses atrás, las fuerzas especiales del Ejército ya habían recibido la orden de capturarlo. Ya estaban detrás de él.

La Sedena cambió al general encargado de la zona en Sinaloa y ahí empezó la cuenta regresiva.

Los soldados y marinos de élite habían intervenido teléfonos celulares de sus familiares, socios y empleados. Usaban drones y soldados (vestidos de civiles) para seguirlos, infiltrarlos y cercarlos.

Superaron con suma eficacia la mirada y alerta de cientos de “halcones”. Se metieron hasta el rancho donde creció y lo atraparon y sorprendieron mientras dormía a las 4 de la madrugada.

Los militares realizaron el operativo en las vacaciones escolares de madrugada, en una zona alejada de la población. Jesús María, está a 45 km del área urbana.

Los lugartenientes del Cártel estaban en shock, no entendían cómo los soldados mexicanos habían burlado todos sus mecanismos de vigilancia en aeropuerto, carreteras y avenidas.

Fue tal le eficacia militar que cuando los sicarios (comandados por los hermanos de Ovidio) trataron de responder, realizando 18 bloqueos, disparando a aviones comerciales y del Ejército, “El Ratón” ya volaba esposado hacia el Campo Militar Marte en CDMX.

En tierra en Culiacán el propio Ejército enfrió la plaza.

Ni filtraciones ni intervención de las autoridades estatales ni norteamericanas.

Un gran Ejército en una operación absolutamente exitosa. Un orgullo para México.

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Pedro Pablo Tejada Ramírez