POR FRANCISCO IVÁN HIPÓLITO ESTRADA
MAESTRO EN ESTUDIOS HISTÓRICOS
Fue en 1996, durante su segundo año de secundaria, que Alberto Navarrete conoció el mundo del grafiti, no de las calles como la gran mayoría de jóvenes de esa época, sino por medio de algunas revistas europeas con pintas sobre trenes que le había regalado un tío, quien sabía lo mucho que le gustaba dibujar. Aunado a ello, un par de jóvenes también curiosos por este movimiento se unirían a su grupo de amigos y junto con ellos comenzaría la asociación de grafiti WB; se trataba de Hero y Onik.
Entre las influencias más notables que impulsaron a Alberto a desarrollar su estilo, se encontraban Asko, un vecino del barrio de Satélite a quien conocía de manera personal y le transmitió algo de técnica sobre cómo utilizar el aerosol y cómo combinar colores. Por otro lado, se hallaba Osmio, un personaje cercano a su grupo de amigos con un estilo diferente que consistía en enredar letras y quien en su momento no tuvo inconveniente en proporcionarle algunas ideas para mejorar su tag.
Strick y su grupo de amigos se enfocaron en hacer grafiti legal, más dedicado y estilizado y aunque no contaban con muchos recursos, lograron el apoyo de algunos profesores de su secundaria e hicieron sus primeras piezas al interior de la escuela. Esta cualidad de los WB de realizar pintas más complejas, marcó siempre una diferencia con muchos de los grupos de graf del momento, no obstante, esto sirvió para relacionarse de buena manera con muchos de ellos, ampliando cada vez más el número de sus integrantes.
Paralelo a su desarrollo personal como grafitero, Strick continuó sus estudios en el CONALEP de la colonia Insurgentes, mientras que trabajaba y comenzaba a ganar su propio dinero para alimentar su gusto por la pintura callejera. Posteriormente se integró al Cetis de Santa Rosa de Viterbo, en donde coincidió con Asko y su hermano Boikot, aunque aquel encuentro no resultó ser tan benéfico, pues más tarde fue expulsado precisamente por realizar juntos pintas al interior de la institución.
Luego de un fracaso marital en 2008, Strick intentó cruzar a los Estados Unidos, pero la mala suerte que le acompañaba en ese momento no le permitió pasar de Tijuana. A su regreso y con apoyo de aquel tío que le había presentado el grafiti, obtuvo el beneficio “San Lorenzo”, a través del cual tuvo la oportunidad de estudiar y trabajar en Madrid, España. Trágicamente, aquella aventura resultó en un fracaso, puesto que pronto perdió su empleo y tuvo que abandonar los estudios, llegando incluso a vivir en la calle durante varios meses. En ese momento fue cuando tuvo oportunidad de incursionar en el graf en aquel país, pues de manera instintiva comenzó a frecuentar a grupos de skate y personajes que gustaban de la pintura callejera como Saturn (Madrid) y Coco Not (Valencia). Finalmente, luego de aquel tiempo de vagar sin rumbo, Alberto puso en orden su estatus legal, se integró a las filas laborales y reinició sus estudios, logrando licenciarse en Artes Plásticas para posteriormente regresar a México en 2015.
De regreso en el país, buscó a algunos de sus antiguos amigos para volver a pintar, no obstante, la mayoría se habían casado o tenían hijos por lo que recibió negativas, así que comenzó a dedicarse a la docencia. Fue también en aquel momento que nació su curiosidad por el tatuaje, de tal modo que solicitó una oportunidad al equipo de “Kraken Tattoo Studio” y se integró como parte de la limpieza, luego como ayudante y finalmente como tatuador.
Derivado de este evento, Strick volvió al grafiti junto con un compañero de Kraken, el Maze, quien llevaba varios años inactivo. Junto con él, Alberto comenzó a realizar varias piezas y pronto ambos se darían cuenta de que aquella generación que había tomado las calles en los 90, estaba resurgiendo de alguna manera, de ello derivó el reencuentro por ejemplo de la WB, así como la integración de Strick y Maze a la OST (Old School Tagger).
Actualmente, Strick continúa pintando, tanto con los WB como con los OST, e inició su propio estudio de tatuaje en 2021, “Strickmann Studio”, y pese a que lucha en contra de una enfermedad crónico degenerativa, cuyos tratamientos resultan muy cansados para su cuerpo, continúa sin rendirse, planificando asociarse y ampliar su negocio para brindar servicios de spa y material de grafiti, además de tatuaje y eliminación de tatuaje, todo ello paralelo a su iniciativa de impartir cursos y seminarios sobre pintura al óleo.