POR ANA SAAVEDRA VILLANUEVA
ESCRITORA
Como su nombre lo sugiere, estamos ante la desventurada historia de un joven desesperado del siglo XIII. Con esta breve narración, su autor Johann Wolfang Goethe logra convertirse en una de las primeras celebridades literarias, tanto así que visitar la ciudad de Weimar, en Alemania, se convirtió en crucial para cualquier joven de gira por Europa.
La importancia de esta novela reside en la influencia que tuvo para el posterior movimiento literario romántico, pues en ella comenzaron a manifestarse, algunas de las características principales del romanticismo. Como por ejemplo: “la exaltación de Yo”, “la identificación con la naturaleza” y, “la supremacía del sentimiento”, por mencionar algunos.
La historia transmita a través de un epistolario de Werther a su amigo Guillermo, en el cual, además de contarle su vida, le cuenta cómo se enamora perdidamente de Carlota, una joven encantadora con el único defecto de estar ya comprometida con otro hombre. La intimidad entre ellos se alimenta entre anécdotas y alegrías cotidianas. Werther sabe que su amor nunca podrá ser correspondido, y aún así entrega su corazón a sabiendas que lo perderá por completo.
Al avanzar la trama Carlota se casa con su prometido, cómo juró en el lecho de muerte de su madre. Werther hace un esfuerzo por redirigir su vida, pero es tarde para él.
No es mi intención revelar el final de la historia, aunque en este caso es inevitable, la esencia del más puro romanticismo culmina con el final de la vida de Werther, en que los símbolos trascienden, el honor se distingue, el sacrifico último por el ser amado se impone y la exaltación del alma de los lectores se inflama y despierta la valentía de muchos de ellos para terminar con su vida, al igual que este personaje idealizado.
Las virtudes y el espíritu alegre de Werther combinan en todo momento con las descripciones del ambiente que hace éste en sus cartas. La temperatura baja al igual que sus sentimientos y la luna hace su entrada triunfal en el momento climático. Lo que me lleva a destacar la precisión de la pluma del autor, que en breves páginas logra un fenómeno literario internacional, trasciende a lo largo de los años y demuestra una vez más que el contenido y la planeación lo es todo al momento de escribir una historia.
El personaje de Werther es inolvidable, la exaltación de un espíritu alegre, inocente y puro, se consume en un amor platónico al que idealiza hasta perder la cordura. Aunque debo decir que llega un momento en que para los lectores de este siglo, algunas de las escenas podrían catalogarse en lo que ahora se conoce como “cursi”, su trascendencia en la literatura universal es innegable y el manejo de la palabras y la fuerza de sus frases perdurarán por siempre.
Johann Wolfgang von Goethe
En pocas palabras.
Fráncfort del Meno, Hesse, 28 de agosto de 1749 – Weimar, Turingia, 22 de marzo de 1832. Fue un poeta, novelista, dramaturgo y científico alemán que ayudó a fundar el romanticismo, movimiento al que influenció profundamente.
En palabras de George Eliot fue “el más grande hombre de letras alemán… y el último verdadero hombre universal que caminó sobre la tierra”. Su obra abarca géneros como la novela, la poesía lírica, el drama e incluso controvertidos tratados científicos. Dejó una profunda huella en importantes escritores, compositores, pensadores y artistas posteriores; siendo incalculable en la filosofía alemana posterior y constante fuente de inspiración para todo tipo de obras. Su apellido da nombre al Goethe-Institut, organismo encargado de difundir la cultura alemana en todo el mundo.