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El club de izquierdas por excelencia pierde a numerosos clubs de fans por su posicionamiento a favor de Israel. “Todos los clubes tienen contradicciones pero en el St. Pauli los valores son esenciales”, dice el historiador Carles Vias

La afici
La aficin del St. Pauli, esta temporada.Stuart FranklinMUNDO

Hace un par de aos, Iigo Errejn se enorgulleca de la camiseta de ftbol que un fotgrafo de Ms Pas luca en el Congreso de los Diputados. “Nuestro fotgrafo hoy, con las mejores galas. Orgullo”, escriba el poltico en el viejo Twitter. No era una camiseta del Rayo Vallecano, ni del Atltico, ni mucho menos del Real Madrid, el equipo del mismo Errejn. Era una camiseta de un conjunto de la Bundesliga 2: el St. Pauli.

“El St. Pauli es una isla en el ftbol moderno. Un club donde sus aficionados son el eje y en el que importa ms defender unos valores que ganar”, comenta a EL MUNDO Carles Vias, autor junto a Natxo Parra del libro ‘St.Pauli. Otro ftbol es posible (Capitan Swing, 2017)’. En los aos 80, cuando la extrema derecha arrasaba en las gradas de media Europa, el St. Pauli gan popularidad en todo el mundo por su ideologa contraria -un club antifascista, antirracista y antihomofbico, rezan sus estatutos- y desde entonces es el conjunto preferido de los futboleros de izquierdas.

Pese a no pisar la Bundesliga desde 2011, cada ao su merchandising es el tercero ms vendido de Alemania por detrs de los de Bayern de Mnich y Borussia Dortmund. Pese a no haber jugado en Europa, el club tiene ms de 400 “grupos de apoyo” por todo el continente. O tena. Porque estos das est viviendo una crisis inesperada con sus propios seguidores. Podra ser por fichar a un entrenador o a algn jugador, pero no lo es: es por Israel.

Cruce de comunicados

Todo empez hace ms de un mes, el 7 de octubre. Despus del ataque terrorista de Hams, el St. Pauli emiti un comunicado condenando los hechos y expres su solidaridad con el Hapoel de Tel Aviv, un club israel con el que est hermanado. “Condenamos el fundamentalismo religioso, los abusos de los derechos humanos y la brutalidad indescriptible del rgimen de Hams”, se lea en el escrito. En el mismo tambin se criticaba al Gobierno de Benjamn Netanyahu, pero la polmica ya estaba creada. Varios clubes internacionales de fans mostraron en redes sociales su descontento por la simpata del St. Pauli hacia Israel y tres das ms tarde, el 10 de octubre, 14 de ellos, entre los que se encontraba el cataln, con sede en Barcelona, firmaron un comunicado de respuesta.

“El club no se ha posicionado a favor de los civiles palestinos que viven bajo un bloqueo constante desde hace 14 aos”, rezaba el texto de los ‘international supporters’, que se declaraban comprensivos con la directiva porque “la relacin de Alemania con Israel es delicada”, pero que al mismo tiempo reclamaban “un cambio de opinin”. Esas palabras encendieron los nimos en las oficinas del St. Pauli, donde no siempre se han recibido bien las opiniones de fuera, especialmente de aquellos que se han acercado a la entidad por moda. Y, en ese tono, la coordinacin de peas del club emiti un tercer comunicado. “Algunos fanclubs han cruzado la raya”, asegur. “Minimizar y legitimar los ataques terroristas de Hams no es una opinin y es completamente inaceptable”, prosigui y desde ese momento el divorcio es un hecho.

En los ltimos das, muchos clubes de fans del St.Pauli, como el vasco o el cataln, han anunciado su desaparicin o, como mnimo, el fin de actividades. “Si el club y su gente justifican esta masacre continuada [en relacin a Gaza], nosotros nos vemos obligados por nuestros valores a dejar de pertenecer a l”, proclamaba el grupo de Bilbao. “Despus de la declaracin de la coordinacin de peas que nos acusaba de legitimar a los asesinados de Hams hemos decidido suspender todas las actividades”, aada el de Barcelona. La directiva del St. Pauli est intentando mediar, ha prometido una reunin con los ‘fanclubs’ internacionales a final de temporada, pero hoy por hoy la distancia parece insalvable.

“Es un asunto complicado porque en Alemania la concepcin de Israel es distinta, pesa mucho la memoria histrica, tambin hay races familiares… Todos los clubes tienen contradicciones y los fans deben asumirlas, pero en el caso del St. Pauli los valores son esenciales”, finaliza Vias que asume que, despus de lo ocurrido, la imagen exterior del St. Pauli cambiar para siempre. Quiz en el futuro no habr otro poltico de izquierdas que hable de “orgullo”.