Por Luis Montes de Oca

Noticias

Muchos jóvenes no conocen las bibliotecas y los adultos son cada vez más afines al WhatsApp

María Luisa Sosa Delgado, columnista de Noticias y Consejera Mantenedora de El Heraldo de Navidad.

Para María Luisa Sosa Delgado su encuentro con la literatura fue determinante, después de haber concluido su carrera como Licenciada en Derecho y al estudiar una maestría en letras en la UAQ, que vino a cambiar su vida.

A dos años en Noticias y cien Palabras Domingueras narro, como fue ese encuentro y hasta dónde Noticias, nuestra Casa Editorial intervino en este proceso.

—¿Qué ha significado tu columna Palabras Domingueras y estos dos años en Noticias? —preguntamos apenas nos ofrece un delicioso café en su acogedora casa.

—Ha sido un ejercicio muy interesante, porque en esta dinámica de la gente que sigue leyendo en papel y la que lee en sus pantallas, me he enfrentado a los dos tipos de lectores y veo como están segmentadas las generaciones, lo cual se me hace muy interesante y de hecho lo comento en la columna de hoy.

Hay gente que me encuentro, amigos de mis papás y me comentan que me leen los domingos, que les gusta como escribo y lo que hago y es gente con la que yo no contaría que me están leyendo y eso ha sido muy satisfactorio.

A mí me gusta escribir —precisa— y me ha gustado mucho este ejercicio de tener el hábito o la rutina de hacerlo semanalmente en alrededor de 500 palabras sí o sí cada ocho días.

Tras las risas por la guillotina de las 500 palabras sí o sí, nos comentó que su tiempo en Noticias ha sido muy bueno, porque es un periódico que recuerda desde su infancia, porque en casa de su abuela paterna estaba la subscripción y todos los domingos que llegábamos era ir a hojearlo: “posteriormente a la muerte de mi abuelita, mi papá se queda con la subscripción y entonces ya llegaba todos los días, pero mi primer recuerdo era en la casa de mi abuela paterna… entonces es estar en un periódico con el que he vivido toda mi vida”.

—Entre la gente joven, tus alumnos universitarios tal vez, ¿encuentras quienes estén leyendo tu columna?

—Sí, si los encuentro, cada vez más difícilmente en la parte impresa, lo hacen más en formato digital, pero si los encuentro, inclusive, hace poco hablábamos de algún tema con una alumna, y me decía no entender el proceso del por qué cada quién tiene que elegir exactamente lo que le queda. Entonces le comenté que tenía poco de haber publicado en Noticias algo que tenía que ver justamente con ese tema, con esto de la “cultura Starbucks, que es que cada quién lo quiere todo a su medida personalizado e individualidad. Le di la fecha y la página y comentó que me había citado en su trabajo de investigación. Entonces ahí estaban todas las referencias y es que también gente joven y de mi edad, que ya no estoy tan joven —acotó— pero mucha gente que anda en los cuarenta, lo leen y es que andamos más o menos en el mismo canal.

—¿Le ves futuro a los impresos?

—Es una pregunta complicada —responde—: porque como lo he estado percibiendo ahora, es como patrimonio de una generación que se está convirtiendo a ver WhatsApp.

—Los universitarios tienen su impreso: “Tribuna”… ¿lo consumen?

—No. Es que el periódico e incluso, los libros ahora son electrónicos, al grado que muchos pasan  por la carrera sin haberse asomado a la biblioteca, porque todo lo tienen en sus computadoras,  en  sus dispositivos de lo que sea. Que hay gente que no se entera que hay una biblioteca de la Facultad.

—Eso es  gravísimo —apuntamos.

—Gravísimo —coincide, para argumentar—, son muchísimos. Antes de la pandemia, después perdí un poco la práctica, pero cuando me tocaba dar el primer semestre, les decía: vamos a que conozcan la biblioteca y sepan que eso existe, que sepan que hay libros que no te los va a arrojar una búsqueda en la Internet, pero que a la hora que estás caminando entre los libros, te llama la atención y ahí está, es parte de lo que tienes derecho como estudiante… si hay una biblioteca, que la aprovechen.

—Era una práctica dentro del programa o es una práctica común en ti llevarlos. Lo hacía yo y lo he perdido, pero es necesario, porque hay alumnos que llegan a octavo semestre y no saben que tienen una biblioteca y eso es imperdonable, están estudiando lenguas modernas y nunca se han parado en la biblioteca de su facultad.

—¿Se está perdiendo el gusto por el olor, el tacto, el formato de lo impreso?

—No sé, creo que las nuevas generaciones, no perciben esa diferencia porque han vivido, muy poco el papel. Para ellos, toda su realidad en cuanto a investigar, todo está al alcance de un clic.

 

El Proceso

 

—Cómo es el proceso para llegar a Palabras Domingueras: te levantas un día y dices: ah, me acordé de esta palabra y es dominguera; estás leyendo y te salta; estás en la regadera y brinca… ¿cómo es?

—Han si diferentes procesos, no es tan metodológico. Normalmente voy directo al diccionario, porque voy en orden alfabético. Veo alguna palabra que me brinque o que leí recientemente, algún tema que me está interesando y todo el punto de partida con esa palabra.

Ese es el proceso más recurrente. Pero a veces, gente conocida o amigos me dice: “tengo una palabra para tu dominguera” y las proponen. Son recomendaciones.

Otras veces, por ejemplo si voy en la M y recuerdo que mi abuelita usaba una palabra con P, pues me salto o la apunto, porque la pondré llegando el memento porque es buenísima y la decía mi abuelita.

Es un poco aleatorio como se va dando.

—Pero lo alimentas… ¿no?, con lecturas…

—Sí, o conecto con otras lecturas que ya traía y se eso se nutre. Ahora leo Extrañas de Guillermo Arriaga, libro que se desarrolla en el Siglo X VIII y ha declarado que sólo utilizó el lenguaje de ese tiempo. Ahí veo palabras que están  buenísimas para la columna; palabras que sí hemos escuchado, pero muy pocas veces y que son prácticamente arcaísmos y ahí si es como un caldo de cultivo, buenísimo.

—Durabilidad o permanencia de los términos… porque cada generación tiene su lenguaje, pero no todos los términos que se acuñan tienen esa permanencia y se olvidan, pero ¿sigue siendo la lengua un fenómeno vivo?

—Totalmente —agrega la también  Consejera Mantenedora de El Heraldo de Navidad, desde hace 8 años—. Ahora con toda la polémica del lenguaje inclusivo y sé que a mucha gente no le acomoda. a mí me causa cierta resistencia al cambio pero, la sociedad hace al lenguaje y a la inversa también, pero el lenguaje no viene de un diccionario. No empezó ahí la historia empezó en ponernos de acuerdo de cómo íbamos a llamar las cosas y luego ya alguien lo sistematizó en un diccionario, pero del diccionario no empezamos a hablar. Creo que es algo vivo, además de que el lenguaje es lo que estructura nuestra vida.

—¿Qué diccionarios te gusta consultar?

—Consulto el de la Real Academia de la Lengua.

—¿Qué le dices a tu público, a tus lectores, los que consumen las palabras domingueras.

—Les agradezco mucho, ya llegamos a cien publicaciones en dos años de permanencia en Noticias, son casi cuatro vueltas al abecedario en este proceso. Y esta palabras Domingueras cien, está dedicada a los lectores, con toda mi gratitud.