CELAYA,Gto.- Ante las más de cuatro mil personas desaparecidas que hay en el estado de Guanajuato, la mayoría registradas en los municipios de León, Celaya e Irapuato, el Vocero de la Diócesis de Celaya, padre José de Jesús Palacios Torres, envió unas palabras de aliento y consuelo a todas las familias que se encuentran buscando a un ser querido desaparecido y les indicó que entiende perfectamente por lo que están pasando, ya que desde su infancia ha vivido en carne propia la angustia y sufrimiento de su tía al tener, hasta la fecha, a su hijo desaparecido.

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El pasado 30 de agosto, fecha en que se conmemoró el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas, los colectivos de búsqueda organizaron una misa y una marcha en memoria de los que faltan y, es que, existen muchas madres, padres, hijos, nietos, esposos, sobrinos, entre otros desaparecidos y es necesario alzar la voz para que se conozcan los casos.

Por parte de la Iglesia, el vocero les envió un mensaje para que sepan que la comunidad diocesana y religiosa está siempre acompañándolos en su dolor, el cual es indescriptible, ya que no es perder a la persona con la muerte, sino el desconocer qué es de ella, si está viva o muerta y en dónde.

“Todas las madres cuando los hijos son pequeños de repente se les desaparecen y se angustian, con cuanto mayor razón la Iglesia está acompañando a estas mujeres, a estas personas en su angustia para encontrar razones objetivas, fehacientes, de aquel hijo que ya perdieron de vista, la esperanza de encontrarlo vivo y al menos encontrar un vestigio para poder descansar. Yo creo que la incertidumbre de si está vivo o no es lo que causa mayor conflicto”.

“Cuando era niño se perdió un primo y nunca lo encontraron, él tendría entre 10 y 12 años, mi tía jamás superó ese asunto, de modo que, como éramos de la edad siempre que yo llegaba a visitarla mi tía me hablaba por el nombre de su hijo, no por mi nombre y, entonces decía bienvenido hijo yo sabía que aquí estabas, ya después reaccionaba y se daba cuenta que no era así”.

“Por eso entiendo por un lado la esperanza de encontrarlos con vida, porque ella siempre estuvo esperando que alguien le diera razón de su hijo y, por otro lado, al menos la esperanza para decir, mi hijo murió por la circunstancia que haya sido e ir a llorarle a su tumba a algún lugar en concreto, pero eso de no tener un lugar en donde desahogar el dolor que causa la pérdida de un hijo pone a las madres en un mayor estado de angustia”.

El sacerdote mencionó que las personas y los que pertenecen a los colectivos pueden contar siempre con la Iglesia y sus oraciones. A los fieles los invitó a que también se unan en oración por los desaparecidos y sus familiares para que Dios les dé la fortaleza y les proporcione la paz que tanto necesitan.