Por Enrique Zamudio
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En la víspera de la Navidad, el Obispo de Querétaro, Mons. Fidencio López Plaza, afirmó que la Corona de Adviento nos ha llevado de la mano al encuentro con la alegría, la luz y la armonía, anhelos que -dijo- han bajado a nosotros por la Encarnación y el Nacimiento del Hijo de Dios que ha querido ser de nuestra familia y de nuestra sangre.
“Diciembre es el mes de la alegría, es impresionante lo que ocurre en estos días. Unos la buscan y la encuentran en las playas, en las comidas, en las drogas, en el sexo, en el alcohol, etc.
“Otros la buscan y la encuentran perdonando, compartiendo, meditando la Palabra de Dios, visitando a los enfermos ,conviviendo como hermanos. Son tantas las expresiones de hambre de felicidad que puede correrse el riesgo de olvidar la fuente donde van la verdadera fuente, como dice un verso navideño, con desborde de ternura y en concierto angelical de la mano, las criaturas se pusieron a cantar”
Diciembre -sostuvo- es el mes de la luz y son tantos los signos de comunión que puede correrse el riesgo de olvidar el manantial de la armonía, como dice un verso navideño, que mis ojos puedan ver lo inmenso de tu cariño, que mi ceguera no impida reconocerte en un niño recostado en un pesebre igual en el pan y el Dios es Dios es amor.
“El movimiento del amor es siempre descender a hacerse pequeño como un granito de mostaza, como un embrión dentro del vientre de una mujer sencilla, siempre descendiendo siempre buscando a los que están más abajo a los excluidos a los que están tocando fondo para atenderles la mano y levantarlos”.
Finalmente, Don Fidencio López Plaza afirmó que Dios es como el agua de nuestro ríos, siempre descendiendo, siempre consumiéndose y recreando y regando las flores y los frutos a su paso según la Navidad .
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