POR DALIA LARISA JUÁREZ OTERO
ESCRITORA
Cuando nos referimos a la novela histórica, el compromiso de investigación es supremo. Pese a ser un texto construido en un lapso de diez años, su lectura se escapa de las manos en un fin de semana, cual arena o agua entre las manos. Es entretenida, sus personajes femeninos son fuertes, indomables, están vivos.
María Isabel, la mulata, es hija natural de un español y la criada negra de piernas zambas, Gregoria, que vive en la hacienda de su hermana Catalina esposa de don Luis que, a su vez, tienen a su hija: Ana. Esta historia transcurre en la Nueva España, entre las tierras que ahora llamamos Tequisquiapan, San Juan del Río y Querétaro.
En la novela MULATA se desarrollan las vidas de estas mujeres, en una época en que las castas sociales eran tema legal, las desigualdades son tan profundas que, el negro y el indio pueden morir sin que nadie se inmute por ello, mientras que el peninsular monopoliza riquezas y privilegios. Las mujeres tienen una categoría secundaria, relativa a su estatus social, origen racial, su religión, su linaje y su alianza matrimonial. El abuso sexual siempre será culpa de ellas, y lo único que las salva de las violencias sistémicas son sus redes de apoyo.
Mientras que las españolas y las criollas tenían cierto margen de elección y tener acaso algunos actos de rebeldía, eran presas de sus casonas y propiedad del marido. En cambio, María Isabel, hija de esclava, sufre repetidas violaciones sexuales, sin poder defenderse, acusar a su agresor o esconderse. De estas relaciones forzadas nace un niño blanco como la nieve, que nada tiene que ver con la mulata y su compañero indio, sino de su violador gachupín. Pero María Isabel lo bautiza con el nombre de Gregorio, como su abuela.
Sin embargo, ninguna mujer es dueña de su patrimonio, eso es cosa del padre y del marido, quienes en un tris te pueden echar a la calle por formar otra familia. Catalina, la española, vive con mayor libertad y felicidad cuando el marido le ha abandonado, que cuando vuelve y ha formado una nueva familia, porque todo lo que ha sostenido en su ausencia puede arrebatársele en cualquier momento. Las voces de los patriarcas son inapelables.
Lo cierto es que la lectura del libro atrapa, se pasa al punto de ser simple testigo a tomar partido por los personajes. La perspectiva que da la distancia histórica genera un reto que la escritora Alexandra Lobato ha manejado muy bien, puesto que no hay soluciones mágicas, ni disparatadas, el margen de decisión y las acciones que toman las mujeres protagonistas son siempre a la luz de la realidad de la época.
El destino está marcado por el si no del propio nacimiento, hasta sus últimas consecuencias.
Y pensar que la novela germinó primero en un sueño, en el que una mujer negra es despojada de su hijo en brazos, hace diez años. Desde entonces tuvieron que pasar años de estudio, escritura, crianza de su propio hijo, viudez, un nuevo matrimonio para que tomara forma esta historia.
Este libro fue editado por la naciente editorial Letra Capital de Municipio de Querétaro, con la edición de Carlos Campos, sus ejemplares se encuentran, a solicitud, en la Antigua Estación del Ferrocarril y en “El Desvelo, café y libros”, en este municipio de Querétaro.