CELAYA, Gto.- Monseñor Víctor Alejandro Aguilar Ledesma, celebró sus 35 años de ordenación sacerdotal, mientras que el padre Jesús Palacios conmemoró su 30 aniversario, por lo que ambos fueron festejados en el patio de la Catedral, donde disfrutaron de un mariachi que amenizó la celebración junto a los colaboradores de la iglesia. Más tarde informó en rueda de prensa a los medios de comunicación sobre el evento que se realizará este 10 de diciembre, en donde alcaldes junto a la gobernadora firmarán un compromiso por la paz de Guanajuato.
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El obispo reflexionó sobre los retos de su trayectoria sacerdotal mencionando: “Han sido años intensos, llenos de experiencias variadas en los que he contado con el respaldo de la comunidad, mi familia y compañeros sacerdotes. Mi mayor aporte ha sido caminar junto al pueblo, compartir sus alegrías y dificultades, y evangelizar con entusiasmo y valentía”.
YA NO QUEREMOS DISCURSOS VACÍOS
Sin embargo, el obispo también informó sobre la reunión que se llevará a cabo el martes 10 de diciembre en la Universidad Latina de Celaya, en la que se espera la asistencia de la gobernadora Libia Dennise García Muñoz Ledo y diversos alcaldes del estado, la cual servirá para que en conjunto puedan firmar un compromiso por la paz en Guanajuato. “Este acto representa un signo de confianza en las nuevas autoridades. Ya no queremos discursos vacíos, necesitamos acciones contundentes que ataquen las raíces del problema de inseguridad. Es tiempo de ver resultados tangibles que beneficien a la ciudadanía”, señaló monseñor Aguilar Ledesma.
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Cuando se le preguntó sobre el seguimiento de este programa, destacó: “Es un proceso continuo que inició con conversatorios por la paz y un encuentro nacional de diálogo en Puebla. Estos compromisos buscan generar confianza y resultados concretos en la lucha contra la violencia”.
En relación con problemáticas como la trata de menores y el trabajo infantil, el obispo subrayó la necesidad de profesionalismo en su manejo: “Es un tema grave que debe ser investigado de manera discreta y con seriedad por las autoridades competentes. La ciudad y la iglesia podemos apoyar, pero el DIF y la Fiscalía tienen que liderar estos esfuerzos”.
Además añadió: “La escuela debe ser el lugar para estos niños, no las calles. Las parroquias podemos ayudar con comedores para las familias, pero es el DIF quien debe esclarecer la situación legal de estos menores, identificar si son migrantes o locales, y actuar en consecuencia”.
Para finalizar también habló sobre la necesidad de trabajar en conjunto con las familias para romper los ciclos de pobreza y explotación: “Es importante que estas familias entiendan que hay otras alternativas para salir adelante, y que los niños deben recibir una educación adecuada”.